“En varias ocasiones, sentado frente a la pantalla del PC, acompañado con el humo y el aroma del tabaco, escuchando el CD Quadrophenia de The Who, he mantenido conversaciones por medio del messenger, con algunos escritores contemporáneos a mí, con quienes tengo una serie de gustos afines que van desde la música, el cine, los deportes, hasta los cigarros y la bebida.”
Esta es la primera frase de la introducción a una compilación de autores de ficción peruanos: Disidentes. Muestra de la nueva narrativa peruana (Revuelta editores) que acabo de comprar en Lima. Desconozco el autor de esta introducción y de la selección de los autores, Gabriel Ruiz-Ortega, pero tengo siempre una simpatía espontánea por los soñadores que intentan sintetizar lo que no se puede resumir: la natural proliferación de la literatura de ficción.
Me gusta la frase de la introducción pues dice mucho: él se comunica a través del messenger, habla de música, de deportes y de cine y no de literatura, parece que vive en un mundo de información y no en el mundo real. Es una primera frase muy bien concebida, más allá de su equilibrio y de su ritmo interno, para crear la atmósfera que corresponde a la doble definición de la generación de los disidentes (adolescencia y juventud durante la década de los 90): “falta de un compromiso político, social e ideológico…” y “respeto por el oficio narrativo”.
No voy pronunciarme con relación a la obra de los jóvenes escritores (aunque hay muestras muy, muy atractivas), y tampoco sobre la influencia “soterrada y patente” de Óscar Malca e Yván Thays en relación con ellos, pero me gusta destacar cuáles son los criterios utilizados (para rechazarlos, siempre) por Ruiz-Ortega. Es el dato clave en una compilación: ¿cuáles son las categorías pertinentes en una definición? En este caso:
1. Escritores vitalistas y escritores metaliterarios;
2. Escritores andinos y escritores criollos;
3. Escritores de la capital y escritores de la provincia.
Si son los únicos criterios citados y no son válidos, queda pendiente una pregunta: ¿Qué son estos jóvenes escritores? Me gusta una frase que lo dice muy bien: van “mirando hacia afuera para ver lo que hay adentro”. En un mundo globalizado es una muy buena definición de lo que hacen los escritores, de su manera de ubicarse en la literatura.
Escribí esto por la noche, en Perú, después de leer de un tirón la antología de estos nuevos autores. Por la mañana, leo un artículo universal (en inglés) en un sitio americano: todos los autores van escribiendo siempre la historia de los mismos mitos, dice su autora, Marina Warner. Ella cita a Borges y no tiene dificultad en defender su visión. Mirar por afuera es mirar siempre a los mismos mitos, en una versión renovada. Hace siglos que nuestros mitos viven en un mundo globalizado.
Publicado en El Boomeran(g)
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