sábado, 25 de octubre de 2008

Alonso Cueto sobre DISIDENTES

Una generación de escritores jóvenes, menores de treinta años, ha aparecido con mucha promesa entre nosotros. Como pocas veces antes, este grupo ha mostrado dos condiciones esenciales que creo debe tener un escritor: talento y vocación. Si lo primero tiene que ver con las condiciones innatas, lo segundo es producto de la determinación. Desde hace tiempo no veo a tantos escritores jóvenes para los cuales, me parece, lo que más importa en la vida es dedicarse a escribir ficción. En muchos de ellos esta determinación fundamental está acompañada de una formación sólida y de un talento natural.

Todo esto viene a colación de la lectura de los relatos de Disidentes, el libro de relatos que recoge Gabriel Ruiz Ortega (Revuelta Editores). En su interesante prólogo, Ruiz Ortega destaca el influjo que tuvieron dos escritores de los noventa en esta generación del nuevo siglo: Óscar Malca e Iván Thays. Los relatos ambientados en la calle, que recogen el lenguaje y el ambiente urbano, de un libro tan bueno como Al final de la calle informan a parte de estos narradores. El cuidado formal, en base a una estética privada, con una visión potente y extraña de sus personajes, que es la fuente de libros tan admirables como La disciplina de la vanidad y Las fotografías de Frances Farmer, constituye el modelo de otro buen grupo. No hay en ninguno de ellos la intención de moralizar, instruir, o profetizar. Los textos de Alexis Iparraguirre, Edwin Chávez, Juan Manuel Chávez , Ezio Neyra, Johan Page, Luis Hernán Castañeda, Pedro José Llosa, Santiago Roncagliolo, Daniel Alarcón y el magnífico Tsunami de Susanne Noltenius, entre otros autores de esta antología, demuestran asimilar estas lecciones y buscar en ellas sus propios caminos.

Esto ocurre en un medio en el cual hay un desarrollo editorial. Casas editoras tan importantes como Peisa, Planeta, Alfaguara y Norma están en plena actividad junto a Estruendomudo, San Marcos y editoriales nuevas como Bizarro, de Max Palacios, entre otras. La librería Crisol continúa con su proyecto de inaugurar seis locales nuevos este año en todo el Perú, y hay algunas otras librerías que han aparecido por su cuenta. El único lunar en este auge es que la piratería ha aumentado. ¿Por qué el Gobierno sigue siendo tan permisivo en este tema? Preferimos no contestar. Mejor leer Disidentes, gracias a Gabriel Ruiz Ortega.
Publicado en Perú 21

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