Dos libros últimos se ocupan de nuestra nueva narrativa. Uno no tan reciente, pues apareció el año pasado, lo publicó la Editorial San Marcos con el título La novísima novela peruana (1990-2005) y es una recopilación de entrevistas que firman Britt Diegner y José Morales Saravia, autores, respectivamente, del epílogo y el prólogo del tomo. En él se interroga a E. Rivera Martínez, M. Gutiérrez, O. Reynoso, Cronwell Jara, Luis Nieto Degregori, Pilar Dughi, Alonso Cueto, F. Ampuero, M. Lauer, E. Planas, O. Malca, G. Tocilovac, I. Thays, M. Bellatin y P. de Souza. Las entrevistas giran en torno de la formación de los mencionados autores, sus poéticas, las influencias que reconocen, e indagan acerca de la percepción que cada cual tiene de su tradición y de su entorno literario. Con todo lo cual el libro no puede ser sino atractivo y útil para los interesados en el tema.
El otro, publicado este año por Revuelta Editores, se titula Disidentes. Muestra de la nueva narrativa peruana y es una compilación (no se le llama antología) debida a Gabriel Ruiz-Ortega. En realidad, los autores que figuran aquí son los novísimos, pues son todos menores de cuarenta años, en tanto los del libro anterior sobrepasan esa edad, algunos con largueza. De la profusión de narradores surgidos en la década del 90, Ruiz-Ortega ha seleccionado a estos 20, que nombramos en su orden de aparición en el volumen: A. Iparraguirre, A. Moretti, A. Effio, C. Yushimito, C. van Ginhoven, C. Ulloa, D. Alarcón, D. Soria, E. Chávez, E. Neyra, J. Page, J. M. Chávez. L. Aguirre, L. H. Castañeda, M. García Falcón, M. Ruiz Effio, P. J. Llosa, S. Roncagliolo, S. Noltenius y V. Falcón. La selección es buena, si bien quedan fuera nombres de real interés como Santiago del Prado y Miguel Ildefonso. Pero no hay antología que satisfaga a todos, incluido a veces el propio antólogo.
La selección es acertada, y la introducción, que el compilador titula "La generación de la disidencia" –bautizando así a su veintena– es un texto que aviva el interés por el tema tratado y en él Ruiz-Ortega se atreve a ser valorativo, a riesgo de polémico. Lástima que la desenvoltura con que expone sus pareceres se vea agraviada por descuidos de lenguaje como estos: "Solo Aguirre es el único que" y "La literatura es, ante todo, un laberinto con un sin fin de conexiones por los que andan los libros escritos y los que aún faltan por escribirse". Lo cual no impide que Disidentes sea una muy recomendable introducción a la numerosa y rica narrativa joven del Perú.
Publicado en La República.
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