El crítico y escritor Francisco Ángeles (Lima, 1977) se ha hecho conocido a través de medios “virtuales” como la revista El Hablador y el novedoso portal literario Porta9, que él dirige y para el que ha entrevistado a los más importantes escritores de todo el Perú. El salto a la palabra impresa (todavía imprescindible) lo acaba de dar con su primer libro La línea en medio del cielo (Revuelta, 2008), una novela corta pero compleja, en la que el contexto real se confunde constantemente con las obsesiones y fantasías de Ignat, el paranoico protagonista de esta ficción.
Ambientada en un país innominado, que remite al Perú de los peores momentos de Fujimori, la narración tiene como eje la historia de amor de Ignat y Virginia, aunque esta historia no es presentada de una manera fragmentada y elíptica. Virginia además forma parte de un extraño grupo de activistas políticos, junto con Zeta, “el hombre de las patillas” y “el hombre de las gafas”. Hay mucha violencia y represión, asesinatos y desapariciones (especialmente en los primeros capítulos), que crean una atmósfera opresiva de inseguridad y desconfianza. Para Ignat, todos, incluyendo a Virginia, son siempre sospechosos de espionaje y dobles juegos.
En paralelo a esa historia se cuenta otra, también con personajes bellatinianos como “el joven de la cabeza rapada” y “el viejo que escribe”. Este último está encerrado en un manicomio, obsesionado con la muerte, y escribe compulsivamente y sin ningún orden en un cuaderno usado. No hay que ser muy suspicaz para darse cuenta de que ese viejo es en realidad Ignat, y que el resultado de su escritura es la novela que estamos leyendo. Las dos líneas narrativas se complementan bien y logran integrar aspectos como el contexto político y las obsesiones personales, la acción y la reflexión, la realidad y la ficción.
Sin embargo, la novela presenta algunos defectos y problemas. La brevedad impide el adecuado desarrollo de personajes y situaciones (por ejemplo, Ignat tiene dudas acerca de Virginia desde el primer momento, pero pronto se casa con ella); hay también un exceso de ambigüedad e indefinición en todo el relato (los personajes nunca ven claramente, solo “vislumbran” las cosas) y, principalmente, una prosa demasiado pobre, áspera y falta de precisión. La línea en medio del cielo presenta a Francisco Ángeles como un narrador inteligente y original, pero al que aún le falta trabajar mucho todo lo relativo al lenguaje, el elemento más importante de la obra literaria.
Publicado en el diario La República
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